La solidaridad es una expresión activa del amor responsable.
Esto no sólo lo pienso, sino que estoy convencido de ello.
También lo intento poner en práctica en mi vida, en la medida de mis posibilidades.
Lo que si es cierto es que la solidaridad al igual que la acción de la lectura, como dice Daniel Pennac en su obra ‘Como una novela‘, no tiene imperativo. O sea, ni la solidaridad ni la lectura se pueden imponer, ni forzar. Son acciones que nacen del interior de cada persona y de un convencimiento profundo de disfrute de las mismas.
Hacemos las cosas por interés. La gran mayoría de nuestras acciones son así. No obstante, el interés puede ser algo positivo, en el sentido de que puede generar unas sinergias muy interesantes en las personas con las que nos relacionamos.
He usado la palabra sinergia para referirme como dice la RAE a: la acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. Esto, en el contexto del que hablamos, quiere decir que las causas (sean las que sean) de las acciones solidarias constituyen un efecto superior a la suma de los efectos individuales. Por lo tanto las causas de cada uno para ser solidario hacen que se multipliquen los efectos si las ponemos en conexión, en relación.
Esto es muy interesante ponerlo en funcionamiento. Las relaciones o interacciones sociales hacia objetivos comunes (en nuestro caso solidarios) constituyen efectos mucho mejores que si son individuales.
Pero lo cierto es que muchas veces estamos algo ‘cansados’ de la solidaridad. Esto nos pasa a muchas personas. Tenemos momentos en los que creemos que todo es posible con la solidaridad y otros en los que estamos un poco desencantados por las manifestaciones negativas del mundo en el que nos relacionamos. Creo que todos y todas somos sujetos de esta vivencia.
Por lo tanto, en base a mi vivencia, el ponerse en relación con otros y compartir objetivos, simplemente por el hecho de compartir, no con intención de consenso; nos compromete. Esto me pasa mucho y cada vez que lo hago soy más consciente. Muchas veces manifiesto a otras personas, tal o cual cosa o pretensión de hacer algo, con el objetivo de crear un compromiso en su realización ante estas personas. Es como si al verbalizarlo ya te estuvieras comprometiendo. Y esto, para nuestra pereza es una respuesta genial.
Un aprendizaje importante en mi vida ha sido comprender que los proyectos y acciones impuestas no tan buenos resultados. O si dan resultado, no son del todo reales. Por esto, en los proyectos que dinamizo tengo que volver constantemente a evaluarme para saber si por mi parte hay cierta imposición en algunas cuestiones.
Evaluar tus actitudes, comportamientos y manifestaciones en aquellos proyectos compartidos, que dependen de todas las personas participantes debe ser una acción de máxima importancia a la que dediquemos un buen momento de reflexión.
Yo ya lo estoy haciendo con los proyectos que he realizado, desarrollado o coordinado, y tengo que extraer de esta reflexión unas propuestas de cambio y mejora para implementarlas en futuras ocasiones o momentos. Y también lo estoy haciendo sobre las cuestiones solidarias.
También escribir en este blog es una forma de comprometerme con vosotras y vosotros, los que me leéis.
Sensibilización, compromiso y evaluación, son las fases de mi evolución como persona solidaria. Pero bueno, no todo es perfecto, como podéis imaginar. Cometo demasiados errores en este proceso, me desespero, me siento a veces poco influyente. Es una situación de difícil desempeño y por lo tanto muy modificable y cambiante. Consiste en partir de lo que hacemos, de los errores que cometemos y modificarlos para aprender nuevas cosas que volvemos a hacer modificadas. Es un círculo evolutivo muy interesante que marca tu forma de actuar y relacionarte. Pero vamos, como digo, no todo es perfecto.
Las acciones que no tienen imperativo generan un diálogo más igualitario entre las personas. Esto es muy importante para mi.
Suelo replegarme cuando hay personas en los diálogos con actitudes impositivas, porque creo que esto hace que el diálogo no sea igualitario y por lo tanto menos diálogo.
En definitiva la expresión ‘no tiene imperativo’ impregna mi concepción del mundo y mi relación con los demás, aunque muchas veces mi egoísmo y mi orgullo, mi ego en definitiva, quiera imponer su argumento unilateralmente. Contra esto lucho todos los días. A veces gano como persona y evoluciono y otras veces no, y aprendo. La vida misma.
Tendré más presente el ‘no tiene imperativo’, me comprometo a ello.
La creación artística que os traigo está inspirada en la portada del libro que os comenté de Daniel Pennac, ‘Como una novela’. Está realizada en papel de acuarela Arches satinado de 300grs. Usé mis acuarelas de Schmincke y de Aletheia Acuarelas. También he incluido lápices de colores Polychromos de Faber-Castell. Para los detalles usé el rotulador caligrafiado de Micron 0.2, así como algunos colores de rotuladores Posca. Todo una multitécnica. Tamaño 27×27 cms.
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Gracias por leerme y ánimoss!!!
Es muy bonita la portada . Tal como dices la solidaridad no se puede imponer , pero al hablar tanto de ella terminas dándote cuenta que se debe de tener . Además … si la pierdes , no la valoras, no la practicas … ! Como persona poco vales.
Hola luis muy bonita la pintura el colorido y las formas
Sobre la solidaridad estoy muy de acuerdo contigo todo lo que dices un saludo