protegerse

Muchas personas sienten como una agresión, interacciones que, en la mayoría de los casos, no tienen el componente de herir o hacer daño, y tienden a protegerse ante lo que pueda pasar.

El nivel de sensibilidad de cada persona es único y diferente, en lo físico y en lo psíquico. Cada uno de nosotros y nosotras tenemos un índice de tolerancia a la agresión diferente.

Esto lo aprendí hace muchos años de mi alumnado con autismo. Hay una gran variedad de sensibilidades diferentes en la interacción con el mundo. Mientras que para algunas personas hablar alto es algo normal (sobre todo para los andaluces), para otras este hecho es percibido como algo agresivo o violento.

Ante estas percepciones todos buscamos protegernos de alguna manera. Cada uno con respecto a su forma de ser, de vivir y de concebir el mundo. Pero todos nos protegemos cuando sentimos nuestro espacio agredido, o violentada nuestra intimidad, o quebrantada nuestra interacción con los demás. No hay una norma fija para todas las personas, cada uno se protege como cree o intuye que es mejor para sí mismo.

Sentir miedo es uno de los sentimientos más primitivos de la persona humana. Todos lo hemos sentido alguna vez. Genera mucha adrenalina y esto no es bueno para nuestro organismo. Desgasta mucho, y tiene muchos efectos secundarios contraproducentes (aquí os dejo un enlace a un artículo).

Ante esta subida de adrenalina, como consecuencia del miedo, se reacciona con las conductas de lucha o huída. O sea, enfrentarse o ‘irse por patas corriendo’. La reacción de protección es diferente, no es ni una ni otra. Consiste en enfrentarse de alguna forma de manera que no te hagan daño, es una resistencia pacífica. No quieres huir, pero tampoco quieres luchar.

El hecho de protegerse es muy importante en esta vida, en estos momentos de la historia que nos ha tocado vivir. Nos sirve para generar un escudo que nos hace menos vulnerables a las amenazas. Esto lo hacemos muchas personas, y aprendes a vivir bloqueando las embestidas del mundo.

No obstante, si todos fuéramos más tolerantes con los demás, menos agresivos en nuestras relaciones e interacciones, pues tendríamos que protegernos menos, porque sentiríamos menos agresiones. Yo analizo mi comportamiento y mis reacciones ante los demás para ver en que puedo cambiar. A veces hago cosas sin darme cuenta, aunque cada vez menos. Cada vez lo que hago está más reflexionado, más medido y soy menos anárquico en mis respuestas e interacciones. Esto no quiere decir que no actúe de forma espontánea en muchas ocasiones, pero intento ser más reflexivo que espontáneo.

También tenemos que protegernos en relación a nuestro propio cuerpo. Cuidándolo, no exponiéndolo a agresiones externas. A esto contribuye nuestra alimentación, hacer algo de ejercicio, trabajar contra el estrés y dormir bien, descansar lo suficiente y que sea sueño reparador y de calidad.

Invertir tiempo en uno mismo con la lectura, la meditación, alguna actividad que nos relaje (dibujo, pintura, escritura, corte y confección, etc); es invertir en protegerse. Esto nos hace más fuertes.

Y hoy he ido al fisioterapeuta. Llevo más de 6 meses con dolor en el hombro derecho. Me ha hecho comprender que tengo que hacer ciertos ejercicios y cierta modificación postural para poder protegerme de los dolores y para fortalecer mis tendones y músculos para no sufrir la inmovilización y el dolor. La protección pasa por la acción, la movilización y el fortalecimiento. Creo que en la vida también hay que hacerlo y protegerse físicamente cuidándose.

La creación artística que os traigo esta vez es un torso de una persona masculina que expresa que se está protegiendo ante una agresión. Usa su cuerpo para protegerse, usa sus brazos y manos. Está realizado en papel Caballo 109A con grafito y carboncillo. Lo he superdisfrutado. Su tamaño es de 45×33 cms.

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