Si. Es cierto. Todos nos quejamos de algo. Pero las quejas en exceso no generan nada positivo.
Nuestro actual mundo se caracteriza por ver casi siempre el vaso medio vacío de las cosas y situaciones. En nuestro afán de querer que las cosas sean de determinada manera (de una manera que nos guste, nos agrade personalmente, etc.) siempre ponemos pegas a que las cosas sean como son. Invertimos un tiempo muy valioso en quejarnos de que las cosas no son como queremos que sean, en vez de aceptarlas y enfrentarnos a ellas y a las situaciones de la vida.
Muchas de nuestras quejas podemos justificarlas con motivos o argumentos de peso (para nosotros), pero creo que el problema está en la actitud ante las dificultades. El primer encuentro con situaciones o cosas que nos se adaptan a nosotros puede ser de cierta queja, pero creo que es importante girar hacia una actitud más positiva de aceptación (en la medida de lo posible) y de superación de la queja para poder transformar la situación en algo productivo, en algo que nos genere aprendizaje y evolución.
Comparto con Ricard Ruiz de Querol lo que transmite sobre la cultura de la queja en su blog (ENLACE):
Es una cultura victimista, basada en responsabilizar a cualquier otro, excepto a uno mismo, de lo que va mal, o siquiera no lo bastante bien.
Sabemos por experiencia, incluso la propia, que la cultura de la queja es adictiva, porque es egoísta. Empequeñece a quien la adopta, porque no interpela ni compromete. No llega ni siquiera a ser irresponsable, porque no se responsabiliza de nada.
http://www.ruizdequerol.com/
Resaltar varias cosas al respecto:
- Responsabilizar a los demás de los problemas o dificultades. En algunos casos son responsables, pero la queja sistemática hace que pierdas la razón de quién es el responsable y de qué. Es importante implicarse y asumir en la medida de lo posible parte de la responsabilidad personal que cada uno tiene.
- “excepto a uno mismo”. Bajarse del barco de la responsabilidad creo que es muy poco solidario y -valga la redundancia- responsable. En esta cultura todo está mal, menos lo que yo hago, que es siempre justificado ante los demás como lo más positivo. Esto, como bien dice el artículo de Ruiz de Querol es egoismo.
- La cultura de la queja es adictiva por que es muy cómoda, es fácil quejarse, te inhibe de responsabilidades y muestra tu lado menos civilizado, con menos filtros, más básico. A veces la queja consiste en hacer ruido por hacerlo.
- Sin embargo “empequeñece a quien la adopta”, te hace involucionar, te hace culturalmente menos desarrollado y hace que entres en el círculo vicioso de la queja.
- “No llega a ser irresponsable, porque no se responsabiliza de nada”. Este tipo de queja no se basa en argumentaciones, sino en ruido, como he dicho antes, en quejarse sin sentido, sin por qué, sin una finalidad o motivo u objetivo que tenga cierto grado de construcción. Sólo busca infectar de negatividad, no construir.
Y es necesaria. La queja, me refiero. Es un elemento que usado de manera eficaz y constructiva puede generar que las personas cambiemos y transformemos nuestras formas de actuar. Pero tiene que tener la connotación de querer construir, establecer un objetivo que desarrolle un aprendizaje, incluir argumentos válidos, etc. La queja sin justificación, no. La crítica constructiva, sí.
Y tenemos en nuestros entornos más cercanos a personas que todas sus palabras son para quejarse de forma sistemática. Me quejo por que es blanco, y por que es negro, por que tengo que trabajar mucho o por que me aburro de mi poca actividad. Me quejo de lo mal que se ve la tele, pero no conecto bien el cable o busco una solución. Me quejo de que mi pareja no hace tal o cual cosa, pero no soy comprensivo con ella por si le pasa algo. Me quejo y me quejo y me quejo . .. . .. . ¡Qué hartura de tanta negatividad! ¡Qué toxicidad!
La queja es muy amiga de la pasividad, de la inactividad y a veces de la pereza. Son actitudes que se retroalimentan y nos interesaría mucho ponerles freno, no dejar que se instalen en nosotros como algo natural, como algo normal. No queremos ser ….. “cascarrabias” todo el día. Hay que ser positivo. Y pensar que detrás de cada dificultad se esconde una oportunidad nueva de aprender, de crecer, de moverte y activarte, de ser mejor persona, más responsable e integra. En definitiva más coherente. Hacer que esas nuevas oportunidades que te proponen las dificultades generen en ti positividad y no queja.
Y la exigencia, el creerse con todos los derechos, el sentirse superior a los demás y entrar en el círculo de la queja y la exigencia, y no parar. Conozco gente que no sale de ese círculo vicioso, que se instala constantemente en estos contravalores, y llenan de negatividad las relaciones con otras personas. Necesito mantenerme fuera del radio de acción de tanta negatividad contagiosa, tanta toxicidad egoísta y gratuita. La vida es mucho más bonita cuando no te impregnan de ese tufo rancio del egoísmo y te engalanas con los olores de las flores, de los niños y niñas, de la inocencia y de la bondad.
Y con esto no digo que no se defiendan tus derechos con apasionamiento y entrega, pero por encima de todo con respeto al otro, respeto a ti mismo y respeto a las relaciones.
En definitiva, transmiten estas personas, con sus quejas y negatividad, una amargura interior que los que estamos del otro lado sentimos, percibimos. Pero no sabemos de que recóndito lugar de su alma o de su espíritu, vienen. ¡Qué pena!
Sigo siendo un apasionado de las palabras de Antonio Machado en Campos de Castilla que os traje en una entrada anterior (ENLACE) sobre la bondad y sobre ser bueno. Prefiero esto a la queja, la exigencia y la negatividad.
Y también me da coraje de quejarme de la queja. No tendría que darle tanta importancia. No la tiene, ni la merece.
La creación artística que os traigo hoy es un dibujo hecho con tinta de hace unos meses. Pero la verdad es que la expresión facial me viene muy bien para transmitir lo que he querido por escrito.
Gracias por leerme y Ánimossss!!!!
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Estupenda reflexión. Yo también pienso que hay que alejarse de tanta queja gratuita y arrimarnos a personas que nos aporten cosas buenas y bonitas a nuestras vidas y alejarse de aquellas que con sus quejas nos intoxican el alma.
Me encanta , es verdad nos quejamos por vicio y leyendo tan específica está reflexión ,nos damos cuenta que perdemos más tiempo en estar lamentándonos por todo que en solucionar lo que no nos gusta y no miramos las cosas bellas y las personas que nos rodean
Ya van dos veces que pongo un comentario y al final me dice Error Ya no comento , me encanta el
Dibujo , lo dice todo con esa expresión .
Respecto a esta reflexión hay un síndrome que se llama el “síndrome de Calimero”.
Donde todo el mundo tiene la culpa y él es un incomprendido.
Aunque a veces hay quejas con las que hay que empatizar (aunque nos cueste)
Fantástico el dibujo….representa muy bien el enojo y el malestar…..es cierto nos quejamos por todo….generando ello …..en nosotros negatividad