¿Sabes qué, para mi, es más importante escuchar que hablar? Quizás sea por egoísmo (recibo más que doy). O quizás sea por mi timidez (tengo mucha). Otras veces es porque aprendo mucho de lo que me dicen y hablan. También porque pienso que para que haya diálogo es necesario que haya escucha. Y muchas veces pienso que la persona que habla necesita que en ese momento yo la escuche. Esto último me causa mucha satisfacción porque creo que de alguna forma ayudo a esa persona (es una forma de amor) (¡que raro soy!)
Como todos sabemos, el hecho de escuchar tiene una connotación de acción y voluntariedad, a diferencia de oír. La escucha activa es la clave. Con esa calificación de activa, estamos capacitando a la escucha de actividad no de pasividad. Hay que ponerse a escuchar. Hay que esforzarse para escuchar. Pero claro, esto no es tan fácil. Es necesario partir de una actitud de predisposición a ello, de querer escuchar.
Sin embargo, muchas veces es necesario no escuchar. No hacer caso a cuestiones que nos van a violentar o que nos van a crear toxicidad. En esto hay especialistas y ante sus discursos ofensivos hay que tapar nuestros oídos. El que manifiesta algo para construir, para ayudar, para generar cambio y avance, nunca ofende. A ese si hay que abrir los oídos, pero no a otros.
Partimos de la base de que las palabras modifican nuestras acciones y actitudes, ayudan a ello. O entorpecen y crean confusión. El poder de la palabra para el ser humano es increíble.
Por esto, soy selectivo en las ‘escuchas’, y a veces tapo mis oídos cuando sé que la ofensa es la base del discurso que me llega. Es una forma de autoprotección.
Toda esta reflexión me viene de la creación artística que he estado construyendo en este día. Representa una persona que se tapa los oídos. No sé el motivo, pero muchas veces como os dije en una entrada anterior, o hay demasiado ruido, o hay que protegerse del mensaje negativo que nos llega.
No quiero concluir esta entrada, sin ser positivo. Y comentar que pienso que la escucha hace que aprendas, seas paciente, tolerante y empático. No quiero dejar de cultivar estos valores por el hecho de que haya mensajes tóxicos y negativos, y personas que los alimentan. Me quedo con esas personas que quieren dialogar para compartir, convivir, aprender y ser mejores. Gracias a todas ellas.
Comparto con vosotros esta creación artística que titularía ‘El hombre que no quiere escuchar lo negativo’. Es mágico.
Gracias por leerme y ánimoss!!!
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Muy cierto,hay veces que con solo escuchar y sin hablar,hacemos más bien que mal,
Y por otra parte no hay que alimentar las criticas malintencionadas oyéndolas,por lo tanto estoy de acuerdo que en esas ocasiones si debíamos taparnos los oídos
Luis tu reflexión me gusta y la comparto con tigo gracias
Muy cierto Luis comparto contigo esta reflexión. En estos tiempos que vivimos es muy importante el saber escuchar, hay muchas personas que necesitan ser escuchadas. Es más importante a veces el saber escuchar que el saber hablar. Un saludo.
Yo prefiero escuchar antes que hablar ,soy tímida también y me cuesta dar mi opinion estoy de acuerdo contigo en tu reflexión.y es verdad que taparse los oídos a veces es lo más acertado.Me ha encantado Luis
A veces escuchar nos hace crecer y modificar lo negativo en nosotros…….saber comprender y utilizar la empatia son las herramientas de hoy en día….para mi el dibujo representa una huida…….
Escuchar se ha convertido en una arte de la paciencia.