Hoy vamos con un clásico de los valores. Aunque está en horas bajas. La mentira en nuestros días hace estragos entre las interacciones de la personas. La sinceridad está en desuso actualmente. En este mundo donde las mentiras (incluidas fake-news, negacionismo) están a la avanzadilla en las noticias e informaciones. La desinformación o información sesgada es contraria a la verdad y a la sinceridad.
Como diría David Broncano: ‘Vaya tema, niño!!!’ Pues si, un tema difícil de abordar. Y además es bastante complejo saber hasta que punto. También influye mucho que la verdad es algo relativo y muchas veces sujeto a visiones subjetivas.
Sin embargo, yo quiero centrarme en la actitud de las personas. Puedes ser en un momento determinado poco sincero, sin embargo tu actitud es querer serlo, y por motivos de falta de información, de errores o de falsas impresiones, uno actúa de forma no demasiado sincera.
Creo que lo importante es la actitud y la intención de querer ser sincero. Hay algunas personas que incluso se mienten a si mismo, con mentiras que no se creen ni ellos mismos. Esto es de ser poco honesto contigo mismo. ¡Qué pena!
Me gusta mucho la definición de la RAE (ENLACE). Habla de sencillez, veracidad, modo de expresarse o de comportarse libre de fingimiento. Vamos a profundizar un poco en ella.
La sencillez de la que hablé en un anterior post (ENLACE), hace referencia a aquello que no ofrece dificultad o está libre de artificio. Esto caracteriza a la sinceridad porque no está condicionada por nada, o mejor, no debe.
Una característica identitaria de la sinceridad es la veracidad. La verdad como un valor importante, válido y práctico. Si todos fuéramos sinceros y no tuvieramos miedo, cuanto más valoración en nuestra sociedad tendría la verdad que la mentira. Por que la mentira es manipuladora, intenta confundirnos, hace que no nos sintamos bien. La consciencia reacciona.
Y sobre todo la sinceridad es modo de expresarse y de comportarse en el que la verdad es el eje mayor y en el que el fingimiento no tiene cabida. Es una actitud de vida, Es un propósito de vida. Aunque muchas veces no seamos sinceros, es importante que nuestra tendencia sea quererlo ser.
Muchas veces, muchas personas, no somos sinceros por miedo a las consecuencias que tendrán serlo. Esto es muy cobarde, porque la sinceridad tiene su riesgo y tiene su compromiso. Hay que ser ‘sincero’ con uno mismo, responsable de tus elecciones e intentar que tu intención sea ser sincero.
Personalmente, me siento feliz cuando soy sincero. Y sobre todo cuando lo soy conmigo mismo. Eso solo lo sé yo. Pero comparto con vosotr@s que tengo muchos momentos de sinceridad conmigo.
Gracias por ayudarme a ser sincero. Por hacer que las cosas fluyan mejor y seamos más honestos y sensibles.
Comparto uno de mis últimos dibujos y otro más antiguo. Espero que os gusten.
Gracias por leerme y ánimoosssss!!!!
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Ser sincero con uno mismo es lo más honesto que te puede su ceder.
Creo qué la sinceridad es uno de los pilares más importantes de la vida.
Siempre pido a los demás que sean sinceros conmigo me guste o no lo qué me tengan qué decir porque si no me gusta intento mejorar y eso me hace crecer como persona .
La sinceridad es uno de las cosas más importantes en esta vida, pero a veces puede ser cruel y en esos casos es imprescindible tomar distancia y usar lo que antiguamente llamábamos “mentira piadosa”.
La sinceridad está muy perdida porque está, para mí, íntimamente ligada a la verdad y para muchos es más fácil mentir que decir la verdad. También con frecuencia te puede traer problemas porque hay perdí a las que le molesta oír la verdad.
Sinceridad y verdad van siempre de la mano y tendrían que ir unidas al respeto.
La sinceridad con que se manifiesta un niño es pura, limpia, nos produce ternura. Ahora bien la sinceridad de un adulto, desde mi punto de vista, en muchas ocasiones debe estar pulida para no hacer daño. Pienso que ante todo debemos cuidar y considerar el daño que podemos infringir si no la maquillamos.